En todo Monterrey se conocen los hechos que sucedieron en el número 1206 de la calle Silvestri Aramberri. Las personas crean historias o películas de terror con casas embrujadas donde suceden crímenes de todo tipo, pero en esta dirección sucedieron crímenes reales que pueden ser escalofriantes para cualquiera que los escuche. Actualmente, la casa de Arambarri se conserva con una arquitectura que data de principios del siglo XX y todo se encuentra en ruinas, nadie volvió a construir una casa, ni se animó a mudarse en esa dirección. A continuación te contaremos la historia y cuál es la leyenda de la casa de aramberri.
La leyenda de la casa de aramberri
La leyenda nace en que los crimina.. para empezar, entraron a la casa para robar, no para degollar espeluznantemente a sus víctimas y ni ellos entendían porque lo habían hecho. Por otro lado, también es extraño que la sangre haya conducido a los policías para atraparlos y no se hayan dado cuenta del rastro que estaban dejando. En la casa luego del acto comentido intentaron entrar toda clase de brujos para hacer rituales, por eso es que se oyen todo tipo de ruidos, se siente un aire muy tenso y hasta algunos dicen que se puede ver la imagen de una mujer desfigurada en donde era el cuarto principal de la casa.
Que sucedió realmente en la casa de aramberri
En la madrugada, como todos los días, Delfino Montemayor asistió a su trabajo y dejó en su casa a la mujer con 54 años de edad que se llamaba Antonia Lozano, también estaba durmiendo su hija que tenía 19 años y se llamaba Florinda Montemayor. No era una familia muy adinerada, pero recién llegaba a la vecindad y tenía algo de dinero encima, por eso fue víctima de un robo en donde los ladrones entraron en la casa sin el hombre presente, se llevaron todas sus pertenencias y les quitaron la vida salvajemente a las dos mujeres que estaban dentro. La policía se horrorizó por el modo en el que se montó la escena, el hombre de la familia se enteró de todo por la tarde cuando volvía del trabajo.
Los delincuentes parecían ser familiares porque las mujeres dejaron que entraran en la casa previamente al crimen. Más allá de las especulaciones que hacía la policía, no fue difícil encontrarlos porque había un rastro de sangre que iba desde la puerta de la entrada hasta unos metros que era la residencia de los sobrinos de la familia. En la declaración de una de ellos se entendió que entraron a robar junto con un chofer y unos secuaces, luego degollaron a las mujeres para que no los reconozcan. El juez dictaminó la sentencia de ejecución bajo la ley de fuga y terminado el tiempo se expusieron los cuerpos sin vida de los jóvenes para mostrar su aplicación. La gente del barrio especuló con una venganza por parte del padre de familia que la habría mandado a quitar la vida, pero no se comprobó nada de esto.