Leyendas de puebla

Leyenda la fuente de los muñecos. Antiguamente, en Puebla llegaban las personas que tenían quintas para poder descansar de su vida rutinaria en Europea, gente muy adinerada caminaba por las calles de Pueblo y allí hacían sus casas de verano.muñecos Para entonces, el gobernador de la zona era llamado Máximino Ávila Camacho y tenía dos hijos pequeños que eran hermanos muy unidos, uno de ellos tenía la edad de 6 años y el otro de 7. Los chicos siempre estaban corriendo y jugando por la zona en donde estaban las quintas, sobre todo por donde se encuentra la iglesia “La Candelaria” e iban a la escuela cada día sin compañía de un adulto.

Un día salieron para ir a la escuela y fueron de prisa, pero por la tarde, cuando tenían que volver a la casa, no lo hicieron, sus padres movieron cielo y tierra para encontrar a sus hijos, pero no los pudieron encontrar nunca. Por esta razón es que el gobernador mandó a construir la estatua de sus dos hijos en la iglesia que es donde ellos se la pasaban jugando, desde entonces una leyenda mexicana dice que en esta lugar que se oyen risas, juegos, corridas y toda clase de cosas que los niños solían hacer en esta zona de Puebla.

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Se dice que la estatua es un símbolo por importante de la región y que siempre es visitada por toda clase de personas que conocen la historia y sienten todavía la presencia de estos pequeños que nunca más aparecieron, lo que se piensa es que ellos cayeron por un pozo cercano que quedaba de camino a la escuela, pero realmente no se comprueba por no haber encontrado a los pequeños.

El puente de los duendes. el puente de los duendesUna de las leyendas de puebla muy interesante es la de Don Hilario, un hombre que debía pasar todos los días un puente de roca que se construyó tiempo atrás para que las personas pudieran atravesar el río sin mojarse, así como también lo hicieran sus carretas sin inconvenientes. Este hombre tomaba muchísima cantidad de alcohol cada día que salía con sus amigos a beber y siempre ellos lo acompañaban para que nada le ocurriera en el camino luego de haber salido todos juntos. Sin embargo, una noche no pudieron acompañarlo porque se quedaron con unas chicas y Don Hilario debía volver a la casa cuanto antes.

En el camino encontró Hilario una gallina que le gustó haber visto porque podría comerla el día siguiente y así calmar su resaca que seguramente tendría, por eso la persiguió hasta que la gallina se metió debajo del puente. No hay forma de describir a las personas pequeñas con menos de un metro de altura que se estaban devorando a la pobre gallina como si fueran animales, todos ellos amontonados quitando un pedazo de carne para comer y haciendo saltar la sangre. Cuando terminaron rápidamente se voltearon hacia donde estaba Hilario en shock y lo empezaron a perseguir.

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El hombre corrió tan rápido como pudo de estos duendes o bestias que lo estaban persiguiendo y pudo perderlos en la noche, pero sus tobillos habían sido mordidos y sangre caía de ellos. Llegó a su casa y durmió rápidamente, al despertar tenía todavía los tobillos todos lacerados y nunca más se volvió a ver a Don Hilario, quien se cambió de pueblo y dejó para siempre la bebida.

El aparecido del Salto del Gato. El aparecido del Salto del GatoEn la década de los años 30, comenzaron a deambular por Puebla los autobuses que transportaban a las personas hacia sus destinos, pero tenían que pasar por un lugar muy feo, ya que había un precipicio y un eje volcánico en medio. Muchas personas perdieron la vida, ya sea sobre un transporte que se caía por el lugar, o bien por estar caminando a pie, realmente eran muchos los que morían allí y así es como empezó la leyenda del charro con botones de plata que se tomaba los autobuses en dicha parada.

Se dice que un hombre muy misterioso se subía en los autobuses que tenían pasajeros y les ofrecía a los choferes una cantidad inmensa de dinero para que descuiden el volante y entonces todo el autobús se caía por el precipicio perdiendo muchas vidas a su paso. Algunos choferes decían haber rechazado la oferta, pero muy grande en verdad, sin embargo cuando se revisaban los cuerpos, todos tenían cara de horror antes de morir como si hubieran sido torturados también.

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Las autoridades cristianas quisieron tomar partido en esta eventualidad que sucedía de todas formas en dicho lugar. Primero quitaron la parada para que no pueda subirse esta entidad, pero entonces se decía que aparecía junto al chofer para hacer la oferta. Por último, fueron muchas autoridades de la iglesia e hicieron toda una ceremonial que familiares muy mayores todavía recuerdan en algunos casos y se dice que le apareció el charro a uno de los sacerdotes para latiguearlo. Este le tiró una bandeja de agua bendita encima y la entidad demoníaca se tiró por el acantilado con una forma muy similar a la de un gato.